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San Raymundo Jalpan, Oax. 13 de noviembre de 2010 (Quadratín).- Los diputados Jaime Aranda, del PRI y Dagoberto Carreño Gopar, del PAN, padecieron sus últimos minutos como legisladores de la LXI Legislatura. Y no precisamente por los traspiés de la diputada secretaria Paola España, sino porque el Sol inclemente, que quiso dar la bienvenida a los diputados de la LXI Legislatura, provocó que sudaran durante la sesión de instalación.
Una media hora después de la hora convocada daba inicio la sesión. Eran otros los actores, el ritual fue el mismo. Wilfrido Vásquez López, del PRD; Dagoberto Carreño, del PAN; Jaime Aranda Castillo, Paola España y Gregrorio López del PRI, presidieron la sesión de instalación.
En el sitio preparado como recinto había más fotógrafos que diputados, pero dos de ellos llamaban la atención de éstos: Martín Vásquez Villanueva, siempre sonriente y amable; y Flavio Sosa Villavicencio y ex vocero de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) en 2006. En medio de ellos, el profesor Perfecto Quero, diputado por la sierra, inevitable que saliera en las imágenes.
Como parte del protocolo se llamó a los diputados para emitir su sufragio, a fin de elegir a la mesa directiva, la primera pasarela pública de los recién estrenados legisladores. El pase de lista era lento, lo que aprovechó Luis Ugartechea, el alcalde electo, para bostezar. Mientras que José Julio Aquino, el edil electo de Xoxocotlán, se acomodaba la corbata.
Las mujeres del Organismo de Mujeres del PRI de vez en vez aplaudían. Había de todo, hasta una diputada del PRD que se extravió en la euforia y para tal acontecimiento lució un vestido ¡de noche!, contrastando con la elegante sencillez de la diputada Sori Ziga. Margarita García recibió algunas porras y José Antonio Hernández Fraguas, algunas rechiflas. Mientras que otros legisladores pasaron desapercibidos y dejaron escuchar más alto las protestas de los militantes del MULT. ¡Heriberto no murió, el gobierno lo mató!
La lista parecía interminable, como si los diputados salientes quisieran prolongar su estancia, aún a costa del suplicio de estar bajo el Sol. Una voz casi imperceptible entre el barullo decía ¡falto yo! ¡falto yo! Martín Vela Gil, el ex director de Protección Civil, tuvo su primera contingencia, pues por descuido de la diputada Paola España se omitió llamarlo a emitir su votación, aunque algunos entre risas sugirieron que era una última acción de La Guerrera Vengadora.
Finalmente votó y el conteo dio por mayoría la conformación de la mesa directiva, presidida por Eufrosina Cruz. Vicente de la Cruz, entre el público, sonreía satisfecho por la decisión de los legisladores, dando lugar a un cambio diametral en la carrera política de quien renunció a las filas del PRI por no recibir el apoyo de este partido para alcanzar la presidencia municipal de su natal Santa María Quiegolani.
¡Justicia! ¡Justicia! ¡Heriberto no murió, el gobierno lo mató! Arreciaban las voces, mientras se leía que Carlos Hamspire, el diputado de Unidad Popular, votó en contra porque en la decisión no se tomó en cuenta a la minoría que él representa. Pasados minutos de las 11 de la mañana, Jaime Aranda llamó a quienes integrarían la mesa para recibir los documentos electorales y proceder a la toma de protesta.
Eufrosina, un tanto nerviosa, continuó con el protocolo. Flanqueada por Francisco Martínez Neri, rindió protesta y tomó protesta a sus compañeros legisladores, orientada por un solícito Rafael Mendoza Kaplan, que quiso auxiliarla cuando Flavio Sosa Villavicencio, desde su curul, le solicitaba la palabra y ésta le pedía ajustarse al reglamento, cuando momentos antes preguntó si algún legislador quería hacer uso de la palabra.
¡Pido que haya una comisión que atienda a los compañeros del MULT! Dijo Flavio Sosa. Ahorita lo atendemos, respondió Martín Vásquez, y el incidente se olvidó ante la irrupción de una docena de mujeres con el atuendo triqui, pancartas que algunas llevaban al revés, pidiendo justicia para el fallecido Heriberto Pazos. Carlos Hamspire se levantó de su curul y se sumó a la protesta, mientras las porras para Jaime Aranda, ya entre el público, se confundían con las que iban para Martín Vásquez, para David Mayrén y Francisco Martínez Neri.